No Soy la Mamá, Pero También Me Duele: El Duelo Invisible de las Madrastras

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Ser madrastra no es fácil. De hecho, muchas veces es profundamente doloroso. Y lo más complejo es que ese dolor rara vez es reconocido.

Es un duelo silencioso, una herida que no se nombra, un amor que se da sin garantías. En este blog, quiero hablarte a ti, que cuidas, que das, que sientes, y que muchas veces te preguntas: ¿y yo dónde quedo?

No escribo esto desde un lugar de teoría, sino desde la escucha profunda de tantas mujeres que me han confiado su historia. Desde mi experiencia como tanatóloga y coach emocional holística, acompaño a quienes viven duelos que el mundo no valida. Y el tuyo, madrastra, es uno de ellos.

¿Por qué “madrastra” suena tan duro?

La palabra madrastra proviene del latín mater (madre) con el sufijo -astra, que originalmente tenía un matiz despectivo, indicando algo “no original” o “inferior”. Desde los cuentos clásicos como Cenicienta o Blancanieves, el imaginario colectivo ha asociado a la madrastra con frialdad, crueldad o rivalidad. Este estigma cultural ha perdurado durante siglos, haciendo que muchas mujeres que asumen este rol ya carguen con un juicio negativo desde el lenguaje mismo. Pero la realidad es muy distinta. Hay madrastras que aman, que cuidan, que construyen vínculos día a día con presencia y ternura. Es hora de resignificar este término, de limpiar esa palabra de prejuicios y llenarla de humanidad. Porque ser madrastra también es un acto de AMOR—aunque pocas veces sea reconocido como tal.

 «NO ME LLAMA MAMÁ, PERO YO TAMBIÉN ME DESVELO»

Muchas madrastras cuidan, cocinan, ayudan con tareas, llevan al médico, compran regalos, limpian lágrimas y celebran logros. Pero cuando llega el Día de la Madre, no hay una tarjeta. No hay una mención. A veces ni siquiera hay una sonrisa. Y entonces duele.

Porque no se trata de querer ser «la madre». Se trata de que también hay amor. De que también hay entrega. Y también hay vínculos. Y cuando no se reconocen, algo en ti empieza a quebrarse poco a poco.

SÍNTOMAS EMOCIONALES QUE MUCHAS NO IDENTIFICAN

  • Cansancio crónico emocional: ese agotamiento que no viene del cuerpo, sino del alma.
  • Sentimiento de rechazo aunque nadie lo diga con palabras.
  • Culpa constante: «¿Estoy invadiendo?», «¿Estoy haciendo demasiado o demasiado poco?»
  • Tristeza anticipatoria: ese miedo constante a que un día, simplemente, te saquen de la vida de esos niños sin avisar.
  • Ansiedad por el rol: querer hacerlo bien sin tener un marco claro de cómo debería ser.

COSAS QUE NO SE HABLAN (Y QUE AQUÍ VAMOS A NOMBRAR)

  • Cuando la relación de pareja termina y también se pierde el vínculo con los hijastros.
  • El duelo por no haber tenido hijos propios y ver en esos niños una oportunidad de maternar.
  • El dolor de ser comparada constantemente con la madre biológica.
  • El miedo de amar demasiado, o de no amar lo suficiente.
  • La rabia contenida por no tener un lugar definido.

NO ESTÁS SOLA Quiero que sepas esto con toda la fuerza de mi corazón: no estás sola. Existen otras mujeres como tú que están transitando emociones complejas, contradictorias y profundamente válidas. Emociones que no tienen espacio en las conversaciones cotidianas, pero que necesitan ser sentidas, nombradas y sostenidas.

COMPRENDER EL DUELO INVISIBLE La tanatología no solo trata sobre la muerte, sino sobre cualquier forma de pérdida. Y muchas madrastras viven constantemente pequeñas y grandes pérdidas: de tiempo, de energía, de reconocimiento, de vínculos. Vivir sin ser vista genera un tipo de duelo muy profundo.

Desde la mirada emocional holística, entendemos que el cuerpo, la mente, el alma y el corazón están interconectados. Lo que no se nombra, se acumula. Y lo que se acumula, enferma.

EL LLAMADO A CUIDARTE A TI TAMBIÉN No puedes dar lo que no tienes. No puedes sostener sin sostenerte. Por eso, este blog también es una invitación a mirarte, a priorizarte, a abrir espacios seguros donde puedas hablar de todo esto sin culpa ni juicio.  No para convertirte en «la madrastra perfecta». Eso no existe. Sino para acompañarte a habitar tu historia con más paz, más verdad y más compasión.

Si este blog resonó contigo, quiero invitarte a dar un pequeño paso hacia tu propio bienestar emocional. Suscríbete a mi newsletter, donde comparto recursos, acompañamiento y reflexiones para mujeres que, como tú, merecen ser vistas y escuchadas.  No tienes que cargar sola con todo esto. Acompañarte también es parte de mi camino.

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Este no es el final de este tema. Es solo el comienzo para poder validarte, reconocerte y darte el valor que te mereces.

Un abrazo desde la distancia, Didra

Soy Didra LorenzoTanatóloga y Coach Emocional Holistica y estoy aquí para guiarte en este desafiante camino. Juntos podemos crear un espacio seguro y confidencial para que compartas tus sentimientos y en un lugar sin juicio y con un corazon abierto.

📞Coordinemos una llamada Hoy: 785-865-8597 📧 Emailinfo@didralorenzo.com

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